El viento soplaba por cada rincón de la playa, mostrando que te haría sentir el frío recorrer en tu cuerpo. La corriente del río se dejaba empujar, con cada una de las brisas que venían desde el norte, haciendo pequeñas olas en la tranquilad que yacía en ese lugar.
Ese día iba determinado a solo lograr el cometido, tenía todo lo necesario para cumplir el objetivo, era un día gris, con unos rayos de sol tibios apareciendo en su horizonte y una neblina que cubría las pampas.
El reloj marcaba las ocho a.m. ya habían transcurrido horas, pero nada se lograba acercar a lo que ese día se iba a evidenciar.
Era solo un tarro viejo con unos cuantos metros de lienza, con un pequeño cebo para pescar, que saltaron de un momento a otro.
Fueron minutos intensos de ir y venir, de dar, quitar y recoger. Hasta que, de un punto a otro, se logró divisar, aunque algunos contaban historias, solo quedará lo que sucedió en ese lugar.
